dilluns, 27 de maig del 2013

EL ESTUPEFACTANTE CULITO

En mi anecdotario personal, nunca olvidaré ese miércoles que empezó de manera tal vulgar e insulsa como cualquier otro miércoles.
En mi trayecto laboral habitual suelo disfrutar diariamente de una hora de asueto en el transporte suburbano de nuestra gran ciudad. A veces tengo una suerte inmensa y puedo aposentar mis posaderas en un rígido asiente, pero ese, precisamente, no fue uno de esos días. Este medio de transporte también me proporciona unos placeres olfativos increíblemente variados y me facilita el goce de toda clase de temperaturas ambientales que siempre te dan argumentos para iniciar conversación con los compañeros del trabajo en el office, así como los placeres auditivos de escuchar todo un repertorio de toses y estornudos, algunos memorables e inolvidables, y otros discretos e impersonales. También, últimamente, hay muchos señores que sacan el polvo al acordeón y deleitan los oídos del personal con melodías estridentes y chirriantes que mis padres ya consideran caducas y que me impiden escuchar mi flamante mp3 con la sorprendente música que mi hija se empeña en meterle con la sana intención de modernizar mi ochentero gusto musical.
Así que, una vez transcurrida mi hora habitual de trayecto en ese entorno sin parangón, descendí del vagón y fui a coger las escaleras mecánicas de subida a la calle. Si, lo confieso, hago cola para coger las escaleras mecánicas aunque las escaleras tradicionales estén vacías: tengo poca fuerza de voluntad. Pues lo que decía: cogí las escaleras mecánicas y, al empezar la subida, mi cara quedó casi al nivel del trasero de la persona que me precedía: un culito maravilloso. Me quedé embobada contemplando ese culito portentoso, pequeño, bien hecho y enfundado en unos pantalones marrón claro de lino. Me sorprendí buscando la raya del calzoncillo, pero no la encontré, así que el culito estaba delante mío casi al natural. Luego miré el resto de humanidad que enmarcaba ese culito tan perfecto: una camiseta de manga corta azul marino, unos brazos fuertes y suavemente musculados, unos hombros anchos y un cráneo rapado. Todo él desprendía un olor a limpio y recién duchado. Volví a centrar mi vista en el culito y luego vi que bajaba de nivel ya que habíamos llegado al fin de la escalera mecánica.
El fascinante culito aceleró el paso, y seguí mirándolo desde lejos pero pronto lo perdí de vista al salir por las puertas canceladoras y mezclarse con más gente. En esa estación, antes de salir a la calle, viene un tramo largo de escaleras no mecánicas y por último otro tramo también muy largo de escaleras mecánicas. Así que en el siguiente tramo no mecánico me dediqué a esquivar un grupo de extranjeros que papaban moscas, que se paraban en medio de las escaleras, que giraban y modificaban el rumbo sin ton ni son y sin pensar que tienen gente detrás, así que conseguí, con gran esfuerzo, esquivarlos jugándome la vida y encauzarme hacia el último tramo de escaleras mecánicas que terminaban en la superficie, y la sorpresa fue que, al poner el pie en la escalera mecánica, me encontré de nuevo con ese culito celestial y divino delante de mis narices. No pude evitar sonreír tontamente al percatarme de que el destino me volvía a hacer ese regalo visual y volví a buscar la inexistente raya del calzoncillo y a fantasear con la posible consistencia y textura de tal maravilla de la naturaleza. Estaba yo con la sonrisa tonta todavía en la cara y los ojos abarcándolo en su totalidad, cuando el portento empezó a girarse lentamente. No me lo podía creer: estaba vivo y se movía, y cuando empecé a ver el principio de la cremallera entonces escuché una voz: “perrrrdone”…….
Ayyyyyyy, que el culito me hablaba!!!!!!  El culito estaba …. ¡vivo!.
En seguida, en un arranque de lucidez, recordé que un culito no podía hablar y levanté la vista hacia el dueño de ese culito alucinante que me estaba dirigiendo la palabra, preocupada por la posibilidad de que me preguntara el motivo de mi insistente inspección de sus posaderas…….
“perrrrdone,….  El pagque Welll, donde ir ??????”
Uffff, que alivio ver que no se había percatado de mi intromisión visual.
Y me lancé a darle indicaciones claras vocalizando lo mejor posible y acompañando la indicación verbal con unos amplios ademanes señalando la dirección solicitada. Todo ello acompañado de la mejor y más melosa de mis sonrisas mientras la escalera mecánica llegaba al final.
Me dio las “garrrasias” y, dándome la espalda, emprendió su camino. Mi destino me llevaba en dirección contraria y le eché una última mirada nostálgica de despedida a ese prodigio antes de dar media vuelta y seguir mi propio camino.
No dejé de sonreír en un buen rato, pues ese culito y lo cómico y tonto de la situación me habían dejado en un estado de nirvana tonto. Al llegar al trabajo, los compañeros también se percataron de mi sonrisa y me lo hicieron notar con alguna chanza.
¡¡¡Ponga un precioso culito en su vida!!

ESA AGRESIVIDAD TAN AGRESIVA....


Un día Laura me habló de Enrique, su nuevo novio, que lo estaba pasando muy mal porque en su trabajo le habían apercibido por sus malos resultados. Enrique es un comercial con casi 20 años de experiencia en casi todos los sectores: ha vendido de todo y, curiosamente, es el que más vende de su empresa pero también es al que más pedidos le anulan. Sólo con decirme esto, ya intuí por donde iban los tiros, así que le dije que un día sin avisar, enviara a Enrique a mi despacho para que intentara venderme lo que promocionaba en aquel momento (productos de farmacia).
Tres días después apareció Enrique en mi gabinete. Primero avasalló con una verborrea hueca a Jorge en recepción mientras preguntaba por mí, y consiguió que le acompañara a disgusto hasta mi despacho. Una vez entró, se presentó con todas sus credenciales y me tendió una mano que yo estreché casi con miedo pues ya sabía lo que me esperaba: me la estrujó literalmente. Iba impecablemente vestido con un traje sastre hecho a medida, zapatos refulgentes, enorme reloj de marca, portafolios de cuero, etc. En fin, que delante de mí se instaló un auténtico seductor sonriente que me miraba fijamente a los ojos. No le pude invitar a tomar asiento porque él ya lo había hecho, pero le invité amablemente a que me mostrara los productos de su catálogo. Durante un buen rato estuvimos hablando de las gamas de productos que ofrecía y que él consideraba que eran las mejores, me interesé por uno en concreto y me hizo una oferta si le hacía un pedido de 100 cajas como mínimo. Cuando decliné el pedido, se apresuró a mejorar la oferta en el precio, pero no en la cantidad. Volví a declinar y entonces me ofreció otro producto que seguro que se vendería solo en "mi farmacia", pero la cantidad mínima también eran 100 cajas. A pesar de que yo le sacaba "peros" a sus ofertas, él no perdía la sonrisa, pero sus ojos delataban que se estaba disgustando. Al final le hice un pedido de 100 cajas de 4 productos distintos.
Después de concretar el pedido ficticio, le dije que ya podía relajarse y escucharme sin interrumpirme (esto último se lo recalqué 3 veces). Enrique se lo tomó al pie de la letra y se relajó visiblemente aflojándose el nudo de la corbata, borrando la sonrisa de su cara y arrellanándose en el sillón mientras observaba por primera vez la decoración del despacho.
Le dije:
En cuando a tu aparición en la recepción, está muy bien que te muestres seguro de ti mismo, pero avasallar con verborrea no dice mucho en tu favor sobretodo cuando no permites que te den ninguna réplica. Eso hace poner en estado de alerta a las personas.
Has entrado en mi despacho por delante de mí, lo cual, además de ser de mala educación, se considera una intrusión aunque sea consentida. Tenías que pasar detrás de mí y no tomar asiento hasta que yo te lo indicara. Cuando te has presentado, me has pasado por la cara tu título universitario, que a mí, como posible cliente, no me importa en absoluto y me hace pensar que tú das por sentado que eres mejor que yo; si te llego a replicar que, por ejemplo, tengo 3 carreras y 2 másteres ¿qué hubieras dicho?. Mucho peor ha sido el estruje de manos, porque supongo que habrás oído el ruido de mis maltrechas falanges entrechocando entre ellas, y eso mientras sonreías mostrando absolutamente todas tus piezas dentales. Pero lo peor ha sido la mirada: me has mirado todo el rato fijamente a los ojos, sin tregua, y has conseguido que me sienta verdaderamente incómoda porque me estabas "invadiendo". ¿Qué pretendes con esa mirada tan fija en los ojos? ¿Intimidar o dar confianza? Puedes mirar a los ojos, pero sin detenerte demasiado en ellos. Para escuchar a alguien con atención puedes fijar tu mirada en su entrecejo, por ejemplo, así le miras a la cara pero no le "invades". También has de mirar a otros sitios de la estancia y tal vez interesarte por algo que te llame la atención, y así darás ocasión al posible cliente para que también te evalúe cuando no le mires.
A estas alturas se había creado un ambiente tan tenso que ya estaba deseando que te fueras.

Luego has pasado a mostrarme tu catálogo de productos, enfatizando los que tú creías mejores, pero en ningún momento me has preguntado por "mi" farmacia, ni por los productos que yo necesito. Tienes que intentar venderme algo que YO necesite, y en la cantidad que yo pueda ubicar o yo piense que puedo vender... ¿cómo has intentado venderme 100 frascos de loción anti piojos? ¿pretendes colapsar el almacén de mi pequeña farmacia para que no pueda comprar productos a la competencia? Antes de venderlos todos me habrán caducado y me ocuparan un espacio precioso para ubicar cosas que realmente sí necesito. Y si yo no quiero vender tiritas con aromas en mi farmacia, NO quiere decir NO, y tu insistencia en lo contrario es una falta de respeto. Adapta tus ofertas a mis necesidades y así tal vez me convierta en un cliente asiduo.
Cuando te decía que NO a alguna cosa que proponías, no tenías que seguir sonriendo tanto, porque no te das cuenta, pero tus ojos expresan contrariedad y te delatan y no hay nada tan absurdo como ver sonriendo a alguien que echa chispas por los ojos. El lenguaje corporal existe y es más importante de lo que te piensas. Si te digo NO a una oferta, piensa opciones o alternativas, y si no las hay no hace falta que pierdas el tiempo y pasa a otra cosa. Tu tiempo es tan importante como el mío.

Al final te he hecho un pedido, pero lo he hecho para acabar de una vez, y asegurándome de que en el albarán que me has dado estuviera el número de teléfono de tu empresa para llamar y anular el pedido. Sí, he comprado para que te fueras, porque ha sido una visita realmente desagradable. Tu agresividad innecesaria me ha hecho sentir muy incómoda y prefiero comprarle a un vendedor que me haga sentir más cómoda o que me haga sentir que le importa mi negocio.
Así que ya ves, Enrique, el porqué de todos los pedidos que te anulan.
Enrique estaba callado y no decía nada. Ahora era él el que no levantaba la vista. Luego de unos pocos minutos habló con voz afectada y me explicó que había hecho muchos cursillos de márqueting y técnicas de venta, y que siempre le habían dicho que tenía que ser más agresivo, y al menos durante un tiempo le había funcionado.
Los cursillos no son malos, pero hay que tener en cuenta que las situaciones siempre son distintas, los productos a vender son distintos, las personas son distintas.... hay que saber separar la paja del grano y quedarnos solamente con lo útil.
En los tiempos que corren no puedes tratar a un cliente como si fuera tu contrincante, tampoco como si fuera tu amigo, pero le puedes tratar como a un colega de trabajo: los colegas del trabajo se ayudan y ambos sacan beneficio.
Así que, vete a dar un paseo, a pensar y no te doy la mano porque aún me duele.

dimecres, 24 d’octubre del 2012

La dificultad de tomar decisiones correctas


Ortega y Gasset dijo "que el drama del ser humano era decidir a cada instante, lo que debe hacer en el momento siguiente", y es por eso que “la vida es una contínua toma de decisiones”.
Nada más levantarnos por la mañana empezamos a tomar decisiones inconscientemente: levantarnos, elegir la ropa del dia, preparar el desayuno... todo son pequeñas decisiones inconscientes en las cuales, las opciones entre las que elegir son pocas y las consecuencias de una decisión equivocada no son graves.
En la actividad empresarial la toma de decisiones es algo frecuente y sistemático y lleva implícita una alta responsabilidad porque a veces hay muchos recursos en juego. En este ámbito las decisiones son imposibles de eludir y se han de tomar la mayoría de las veces con prisa y careciendo de la suficiente información, por lo que el riesgo de fracaso es mayor.
El problema surge cuando hemos de tomar una decisión más compleja en la cual intervienen múltiples opciones y las consecuencias del error pueden llegar a tomar dimensiones de catástrofre. Y esto pasa tanto en la vida personal como en la profesional.
Cuando nos enfrentamos a un problema de gran magnitud y envergadura, lo primero es analizarlo y delimitarlo con objetividad, evaluando su importancia y posibles consecuencias, así como la gravedad de esas mismas.
A continuación hace falta elaborar una lista con las posibles soluciones, que pueden ser muchas, y para ello conviene escuchar la opinión de las personas que nos rodean: ya sean personas maduras con mucha experiencia a sus espaldas,  ya sean personas jóvenes, con el arrojo de su propia inexperiencia. Todos nos pueden dar ideas y consejos, pero puede ser que en lugar de ayudarnos aún nos confundan más, por lo que también conviene pararnos un poco a estudiar a esas personas y sus motivaciones y entonces podremos seleccionar a quién hacer partícipe de nuestras dudas.
Hay que ser muy precavido acerca de que personas pueden ser útiles para comentarles las dudas sobre un problema, pedirles opinión, compartir nuestras propias ideas,  presentarle opciones, etc. Y también conviene saber la motivación y el fundamento que hay detrás de todo consejo recibido, así como sus pros y sus contras, porque hay muchas personas que no saben dar opinión, o lo hacen a medias o no tienen criterio suficiente para hacerlo.
En el mundo empresarial, además de escuchar opiniones, tendremos que buscar datos e información fiables, porque una mala información conduce a decisiones erróneas y costosas, por lo que el proceso de toma de decisiones se sustenta en la calidad de la información que se tenga sobre el objeto de decisión.
Muchas veces nuestras decisiones se basan en nuestros sentimientos, en nuestras emociones, en nuestras motivaciones externas e internas, en la carta astral, en la posición de la luna o en cualquier cosa sin mucho fundamento para ser una base que nos ayude a llegar a una conclusión segura. También tomamos decisiones a la ligera creyendo que las cosas buenas (o malas) que le han pasado a otros también nos pasaran si hacemos lo mismo, o tomamos decisiones que a otro le han ido mal pensando que nosotros lo haremos mejor. Estas son las decisiones del “sexto sentido”.
Una vez enumeradas racionalmente las posibles opciones, necesitamos estudiarlas de manera profunda sin permitirnos el lujo de hacerlo a medias o ignorarlas y además tomar a la ligera la que nos parezca a simple vista la más fácil u obvia. Iremos descartando las opciones que presenten más posibilidades de riesgo que de éxito y las que tengan mayores consecuencias negativas o indeseables efectos colaterales para otros.
No dejaremos de hacer esto hasta que hayamos descartado las opciones una por una y al final nos quede una sola, que será la que destaque por ser la más acorde con la realidad y la que presenta mayores probabilidades de éxito.
Pero aunque lleguemos a tener esa opción deseada, puede ser que aparezcan opciones que no habíamos contemplado antes y ahora lo hagamos.
Lo importante es tomar una decisión racional habiendo agotado todos los recursos posibles para poder estar seguros del porqué hemos llegado a una determinada conclusión y estar completamente seguros de porqué no hemos escogido ninguna de las otras opciones.
Y a pesar de tomar tantas precauciones para tomar una decisión, puede ser que nos equivoquemos, para lo cual también tenemos que estar preparados para el fracaso.

dimarts, 3 de maig del 2011

Demasiado sol para Navidad.....

Hace un calor de mil pares de c******. Ni una condenada lagartija he encontrado por aquí. No oigo ni grillos, y cuando se acaben las latas de comida no se que c*** voy a comer.

¡¡Menuda p*****!!

La playita no está mal. Es una calita encantadora con sus cocoteros esperando a que les hagan una foto de postal. Falta una hamaca, el camarero y la bailarina de hula. No, no está nada mal: es un lugar precioso para venir a espicharla.

¿Por qué me apuntaria yo a un crucero de singles? ¿Para ligar? . Si, ¡Pase unas Navidades diferentes en el Pacífico! ¡Celebre la Navidad en la Micronesia!. Si es que soy un pringao. Toda la vida he sido un pringao, y me moriré siendo un pringao.

Hace cinco dias, cinco p...s dias que naufragó el barco y aquí estoy, más solo que la una. No he encontrado a más supervivientes, sólo un par de docenas de fiambres, pero esos ya no cuentan, y también algunas cajas con trastos varios y alguna que otra cosa comestible aún.

Si tuviera internet ya les iba yo a decir cuatro cosillas bien dichas a los organizadores. Abriría mi primer foro para ponerlos a caldo y que a gusto me iba a quedar. Pero no, ya no tengo ordenador, y el móvil, con lo que me costó que no se mojara, no tiene cobertura y la batería está en rojo.

El reloj aún me funciona: 25 de diciembre, y las 10:25 h. de la noche hora española, aunque me estoy carbonizando con este sol.

Lo que más me jode, sí, verdaderamente, lo que más me jode, es que mi ex, en lugar de estar triste y apenada, va a hacer una fiesta cuando se entere, y encima saldrá ganando quedándoselo todo y cobrando pensión de viudedad para ella y orfandad para los chicos. Cobrará una pensión de compungida viuda mientras descorcha el champán francés. Eso me jode, me jode mucho, me jode muchísimo y sólo tengo esta p...a libreta para desahogarme, y, como soy un pringao, el bolígrafo empieza a fallar.

Ya se. Voy a hacer mi testamento vital y me lo ataré al cuello para que lo encuentren entre mis huesos vete a saber cuando. Pondré que ella me obligó a hacer este crucero de placer y que eso la convierte en mi asesina y seguro que así no le dan la pensión. Jajajajjajajajja, la cara que pondrá.

Me aburro. No se que hacer. Estoy muy moreno y me noto más delgado y ahora me veo mejor los pies. Parece ser que la falta de cerveza y el régimen de latas de espárragos está dando su fruto. Hasta me voy a poner guapo y todo y tendré un cadáver cañón. Es que esto sólo les pasa a los pringaos como yo.

¡Anda! ¿Y ese ruido? Parece el clinc-clinc del móbil cuando llega un mensaje. ¿Dónde he metido el móbil? Ha sonado por allí, sí, lo puse bajo esa palmera, ahora me acuerdo.... ¿dónd.....? Ah, aquí está, ..... ¡un mensaje¡ aiiiiiii, que nervios....... pero si no había cobertura...... a ver... a ver....si..... ahora...... menú... mensajes... bandeja entrada.......lo abro.... ......... ...... ......aggggggggg, no puede ser.......

"Esté donde esté, vaya donde vaya, Vodafone está con usted y le desea FELIZ NAVIDAD"

Y se apagó para siempre.

divendres, 26 de novembre del 2010

CONFIANZA

Hace tiempo dejé de navegar
Me quedé sin fuerzas y arrié velas
Me paré a ver la vida pasar.
Otras barcas me adelantaron
me zarandearon,
me sacudieron,
me hicieron levantar la vista del ombligo
pero la pereza me embargaba
me embriagaba
dejarse llevar... qué placer
mecerse entre las olas
no quería nada más

Y podría haber durado eternamente
si no hubiera sido por otra barca
que igualmente sin destino y sin prisa,
se rozó con la mía
Naveguemos juntos, me dijo, hay tiempo
Intenté que se fuera:
- Si navegamos juntos podemos bloquearnos
. Te dejaré espacio
- Tengo carcoma
. Te ayudaré a combatirla
- Mis velas necesitan remiendos
. Tengo aguja e hilo
- Entorpeceré tu paso
. Te esperaré
- Hago aguas
. Compartiremos mi bomba
- No podrás llegar a tu destino
. No tengo prisa
- Seré una carga para tí
. Lo soportaré

Me costó mucho desplegar velas,
pero empezamos a navegar
primero lentamente
luego con más seguridad.
Desapareció el temor
y se instaló la confianza.

MAR ABIERTO

En la primera tormenta fue inevitable,
el choque no se pudo evitar
se abrió una via de agua en tu casco.
CONFIANZA
Sin pensarlo solté mis jarcias y te amarré con ellas
no te hundiste y pudiste repararte
CONFIANZA
Qué hermoso navegar juntos
Ahora vamos más rápidos

En la segunda tormenta me quedé varada entre las rocas
y te quedaste conmigo a esperar que subiera el mar
- Aléjate o correrás mi misma suerte
. Si me alejo no oirás mi música
- No quiero tu música, quiero que te vayas
. ¿Acaso has perdido la confianza?
- Si
. ¿Acaso no te has dado cuenta?
- ¿De qué?
. Tu casco y el mío son uno
. Tus velas y las mías son unas
. Si tú te hundes yo me hundo

CONFIANZA

El siguiente amanecer ya volvíamos a navegar
baqueteados pero fuertes

CONFIANZA

¡Que hermoso navegar juntos! 



divendres, 1 d’octubre del 2010

NO ME EDUCARON PARA.....

A raíz del tono ciertamente machista que he leído en algún que otro hilo últimamente, sobretodo uno en el cual una mujer parecía querer decir que las mujeres tenían que competir entre ellas para conseguir a su hombre, se me ocurren una serie de reflexiones:
 
Mi madre fue una mujer trabajadora toda su vida, lo cual ahora no es raro, pero hace casi 40 años tuvo que soportar muchas chanzas por parte de algunas vecinas "sus labores", que consideraban que mi madre no estaba cumpliendo con su glorioso deber de procurar felicidad y bienestar a su guerrero y a sus hijos.
 
Mi madre no me enseñó a cocinar para agasajar a ningún estómago masculino, sinó que me enseñó a cocinar para sobrevivir.
 
Mi madre no me enseñó a maquillarme para seducir a ningún hombre, sinó que me enseñó a usar el pintalabios y el colorete sólo cuando yo misma me viera mala cara en el espejo.
 
Mi madre no me educó para seguir la moda: me enseñó a vestir cómodamente y en consonancia con mi bolsillo. 
 
Mi madre no me enseñó a hacer labores, me enseñó a coser botones y hacer dobladillos.

Mis padres no me pagaron los estudios porque no podían, pero me ayudaron y me animaron para que trabajara y me los pagara yo.

No me educaron para pescar marido rico, sinó para encontrar mi lugar en el mundo.
 
No me educaron para ser florero, sinó para ser útil.
 
No me educaron para ser el complemento de un hombre, sinó para ser completa por mí misma.
 
No me educaron para competir con otras mujeres para conseguir a un hombre.
 
He aprendido que por amor no todo se vale. Por codícia sí. A veces no amamos a una persona sinó que la codiciamos, y es entonces cuando hacemos tonterías que vestimos con la etiqueta de que "en el amor todo está permitido", pero no es amor: es codícia de ponerse una medalla de éxito de conquista.
 
He aprendido que la talla de una persona no está en el grosor de su cartera ni en el abolengo de su estirpe.

He aprendido que los sentimientos nacen, crecen y mutan o mueren, inevitablemente. Así que si mi pareja me dice que se acabó, pues se acaba y no hago nada al respecto. Por amor no hay que luchar, puesto que ninguna lucha revive algo que ya está muerto.
 
He aprendido que no tengo que esperar a que me abran la puerta para cederme el paso, sinó que soy capaz de abrirla yo sola.
 
He aprendido que en cuestión de pareja, la confianza es el mejor motor.
 
He aprendido que los celos són un sentimiento maligno que a su vez es preludio del desamor.
 
He aprendido que los hombres no són tan mononeuronales como nos quieren hacer creer, sinó que esa apariencia es parte de su atávico rol masculino.
 
He aprendido que a los hombres los puedes atraer con un escote hasta el ombligo, pero que sólo continúan a tu lado cuando les gusta algo más en tí que ese escote.
 
He aprendido que si busco un compañero de vida no tengo que usar un escote hasta el ombligo porque así sólo puedo llegar a conseguir compañeros ocasionales.
 
He aprendido que no necesito a un hombre a mi lado para sobrevivir.
 
He aprendido que en el mundo de las relaciones nos comunicamos casi más visualmente que verbalmente, que un gesto dice mucho de una persona, que una mirada puede contener un discurso.....
 
He aprendido que a las personas no se les puede pedir aquello que no están dispuestas a dar.
 
He aprendido que no necesito a un príncipe azul porque no soy una princesa rosa.

Por todo lo expuesto y por otras muchas cosas más que seguro que me dejo en el tintero, manifiesto que, de acuerdo con el criterio que he ido desarrollando a lo largo de mi existencia:
 
- PIENSO por mí misma
- NO SOY UN FLORERO de aparador
- TOMO DECISIONES, tanto acertadas como equivocadas
- TENGO INICIATIVA, con mayor o menor éxito
- OPINO cuando tengo algo que opinar (aunque no me lo pidan)
- NUNCA LE HE HECHO LA PELOTA A NADIE, aún no he aprendido
- NUNCA HE USADO LAS TETAS PARA SEDUCIR
- NO SIGO A NINGÚN LÍDER, a no ser que me convenza lógicamente y no carismáticamente.
 
Mi futuro compañero de vida tendrá que lidiar con todo eso, porque eso es lo que hay y punto.
 

ÉL ME ENGAÑÓ


Si, él me engañó,
Me hizo añicos el corazón,
Lo pateó y desgarró,
Me humilló
Y luego volvió
Cuando todavía estaba recogiendo los pedazos,
Cuando intentaba recomponerme sin él a mi lado,
Con un ramo de flores y un “aquí no ha pasado nada”
Pobre imbécil,
Las flores y las sonrisas no recomponen un corazón roto
Tampoco reavivan un amor ni lo reconquistan
No supo o no quiso trabajárselo más
Supongo que yo no valia el esfuerzo
En revancha de mi negativa empezó a culparme a mí
Escuchando los consejos de ciertos “amigos”
Me culpó de engañarle, de gastarme el dinero común
Me echó en cara mil cosas y aún preguntaba si lo íbamos a reintentar
Pobre imbécil,
Que no sabes nada
Que has escuchado a personas que no sabían todos los detalles de la historia
Que has escuchado a personas sin pareja que ven las cosas de distinta manera
Pobre imbécil,
Que has roto una família tú solito
Que ni has intentado entenderme
Que no te entiendes ni tú
Que no sabes ni lo que quieres
Que dejas que el orgullo dicte tus acciones
Que no sabes que significa la palabra “humildad”
Que no sabes pronunciar la palabra “perdón”
¿Y encima dices que yo tengo la culpa?
Querías una família encerrada en casa y poder hacer vida de soltero
Pero me sacaste de un zarpazo la venda de los ojos
Ni familia encerrada ni vida de soltero
Tu por tu lado y yo por el mío
También tengo derecho a vivir
No quiero que me hagas más daño
Ni que te aproveches más de mí
Tendrás lo que has querido: libertad de soltero
pero sin mí
Para irte con esos “amigos” tan buenos que tienes
Que te tenían envidia
Porque era eso: envidia
Por la gran suerte que tenías
Una mujer que te amaba y te lo consentía todo
y unas hijas preciosas
Era envidia
Y tu no supiste verlo
Soñabas con fantasías,
Querías ampliar tus horizontes más allá de tu capacidad
Y mira qué has conseguido
¡¡¡Pobre imbécil!!!!